APOLOGÍA “DEFENSA DE LA FE” A TRAVÉS DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA




Los primeros cristianos enfrentaron varias crisis, para finales del siglo I todos los apóstoles habían fallecido, la gran mayoría de ellos como mártires. Circulaban varios escritos bíblicos, pero el Espíritu aún no había guiado a la Iglesia para que estuviera de acuerdo acerca de la uniformidad del canon de las Escrituras. Tampoco existía una tradición clara de doctrina común ni credos o confesiones que establecieran los límites de la ortodoxia. Surgieron voces divergentes dentro de la Iglesia, ya que varios líderes enfatizaban creencias y prácticas distintas. Y algunos de ellos introdujeron en la fe creencias y prácticas nuevas, inútiles incluso heréticas. 

El evangelio de Jesucristo es la verdad más importante en todo el universo. No existe, ni ha existido, ningún mensaje más transcendental. Como seguidores de Cristo estamos llamados a conocerlo, amarlo, vivir conforme a esta verdad, defenderlo y anunciarlo a todo el mundo. 

Como discípulos de Cristo debemos tener conocimiento acerca de la apología o Defensa de la fe y tenemos que saber también que la apología cristiana nos concierne. Esta disciplina de la apologética es fundamental para el evangelismo y necesaria para todos los creyentes. La apologética es la argumentación para dar una explicación, reporte e incluso defensa sobre la posición o sistema de un tema.

Comunicar una apología significa dar una explicación para responder y refutar acusaciones; siempre utilizamos la apologética en nuestro lugar de trabajo, aula de clase y salas de estar. Cada vez que defendemos una decisión en un informe, o citamos ejemplos para contradecir una declaración, o defendemos nuestra posición acerca de un tema, estamos practicando la apologética. 

Para nuestro fin que nos concierne la apologética cristiana es la disciplina que consiste en ofrecer y presentar defensa y evidencias de la veracidad y confiabilidad de nuestra fe cristiana. La apologética cristiana es defensiva, defiende la veracidad y confiabilidad de las Escrituras, y es ofensiva ataca las falsas enseñanzas y cosmovisiones anti bíblicas. Todos los cristianos deberíamos ser capaces de comunicar el evangelio, ofrecer una defensa de su confiabilidad y veracidad, e involucrarnos críticamente con las personas incrédulas de nuestro entorno. Déjame darte algunas razones por las cuales la apologética cristiana es para ti, para mí y para todos los cristianos. (1 Pedro 3:15, 2 Corintios 10,). 

Como cristianos, no debemos temer en procurar la verdad. De hecho, uno de los apodos de la Reforma fue el redescubrimiento de la confiabilidad y del mensaje de la Escritura fue el clamor de que «toda verdad es la verdad de Dios». La verdad es más que una colección de ideas. La verdad es una persona, y su nombre es Jesús. Apocalipsis 19 dice que Jesús es fiel y verdadero. Jesús dice en Juan 14: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida». 

Un término similar aparece en la carta de Pablo a los Filipenses mientras él «defiende el evangelio» (Filipenses 1:7 y 16).La historia de la iglesia primitiva estuvo marcada por una época de doctrina cristiana distintiva de las creencias paganas. Algunos de los notables padres de la iglesia durante los primeros siglos del cristianismo fueron: Justino Mártir, Ireneo y Tertuliano. De hecho, Tertuliano es conocido por escribir una apología contra los gentiles en defensa de los cristianos que vivían en el Imperio Romano. 

EN LA IGLESIA PRIMITIVA 



En la antigua iglesia Cristiana existieron maestros y pastores apologéticos, como Pablo, Pedro, Judas, etc. La defensa que todos ellos hacían era mayormente hacia los judíos, los cuales eran tropiezo para los nuevos creyentes cristianos. Otra corriente que aumentó la apologética en el tiempo de la iglesia primitiva fue cuando comenzó el gnosticismo cristiano, el cual después Ireneo de Lyon condenó como herejía en el 180 d.C. 

El libro de Hechos contiene una descripción de la apologética de Pablo, quien «discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían» (Hechos.17:17), así como en el Areópago, (Hechos. 17:19). El apóstol Pablo emplea el término apología en su discurso ante Félix y Agripa cuando dice, «haré mi defensa» (Hechos 24-26). 

El mejor ejemplo de defensa del primer siglo se encuentra en el Nuevo Testamento, con un hombre llamado Apolos que practicó la apologética de una manera audaz. En el libro de los Hechos se le menciona más precisamente: “Llegó entonces a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor…” (Hechos 18:24-25) 

ERA PATRÍSTICA 



En el siglo II, la literatura cristiana es sobre todo respuestas a los judíos, paganos y emperadores. Encontramos en ésta época hombres como Justino Mártir quien muestra el cumplimiento de la profecía bíblica en el Cristianismo. En el siglo III, Tertuliano continúa con brillantez la apologética. En Alejandría Clemente exhorta a la conversión “El Protréptico”. Orígenes sucede a Clemente, escribe “Contra Celso”. Con estos autores la apologética alcanzó refinamiento filosófico. En el siglo IV Arnobio y Lactancio suceden a Minucio Félix, siglo III, se dirigen a los romanos para su conversión. Eusebio de Cesárea, en su “Preparación evangélica” responde a Porfirio. Él y Atanasio ven el derrumbamiento del paganismo en el Imperio. En el siglo V Teodoreto de Ciro realiza una “Summa contra el paganismo”. En Occidente la apologética brilla con Agustín contra los maniqueos, “La ciudad de Dios”. 

 EDAD MEDIA 

En el siglo VII, la apologética responde a los musulmanes. Juan Damasceno escribe diálogos entre cristianos y musulmanes. Escriben debates, Isidoro de Sevilla, Pedro Damián. Abelardo escribe un dialogo no polémico entre un filósofo, un judío y un cristiano. En el siglo XIII Thomás de Aquino escribe la “Summa contra gentiles”, aborda verdades como la existencia de Dios, la inmortalidad del alma, la Trinidad y la Encarnación. En el siglo XIII, Ramón Martini escribe contra los sarracenos. J. Torquemada, Dionisio Cartujano escriben contra los musulmanes. Desde el siglo XIV escotistas y ockamistas sostienen que es posible alcanzar la fe por la sola razón. Durante el Renacimiento Ficino, elabora una síntesis entre la filosofía platónica y la fe cristiana. Defiende la inmortalidad del alma y la divinidad de Cristo. 

SIGLOS XVI—XVIII 




Lutero desprecia la razón para tratar de asuntos espirituales. La Revelación se ha de aceptar sobre la fe. Melanchthón usa la razón para la preparación a la fe. Calvino en su obra “Instituciones de la Religión Cristiana” (1559) defiende el carácter Revelado de la Sagrada Escritura sobre argumentos de Scoto y los Nominalistas. Los católicos del siglo XVI se ocupan de las disputas con protestantes. Juan Vives escribe sobre “La verdad de la fe cristiana”, de la necesidad y fundamentos de la religión cristiana para la salvación. Al final aborda los asuntos de judíos y musulmanes. Moisés Amyrant escribe sobre la indiferencia religiosa. Jacques Abbadie escribe contra la crítica bíblica de Spinoza. 

Los católicos del siglo XVII acusan a los protestantes de enfatizar la razón. Pascal en sus “Pensamientos” apuesta por el corazón. Algunos católicos del siglo XVII intentan demostrar casi matemáticamente el hecho de la Revelación, influidos por el racionalismo. Los apologistas anglicanos defienden la religión revelada. S. Clarke defiende la Teología Natural y que el Nuevo Testamento concuerda con la razón. A finales del siglo XVIII William Paley reúne los argumentos contra escépticos, contra deístas e historiadores escépticos. Apologistas alemanes, protestantes y católicos defienden la historicidad de los Evangelios. En Francia, Rousseau y Voltaire fueron criticados por los católicos. Se defienden las verdades de la Teología Natural, la posibilidad y necesidad de la Revelación. 

SIGLO XIX 

Al final del siglo XVIII se reacciona contra el Racionalismo de la Ilustración. En Alemania se introduce una nueva apologética, el instinto religioso que da origen a la fe. Se defiende el monoteísmo como modelo de religión. En Francia renace el Catolicismo Romántico. El papado era esencial contra la anarquía religiosa. Para entrar en la fe es necesario aceptar la revelación. España dio dos distinguidos apologetas católicos, Jaime Blames y Juan Donoso Cortés. El cristianismo es la única religión que colma la aspiración de la fe natural. En los EEUU dos conversos del protestantismo O. Brownson y I. Hecker, reavivaron la apologética. La apologética protestante siguió varias tendencias. Hegel y sus seguidores intentaron demostrar la conformidad entre dogma cristiano y la evolución del mundo. Kierkegaard atacó el hegelianismo como una distorsión del cristianismo. Neokantianos intentaron manifestar los beneficios de la fe cristiana. En Inglaterra se hace una apologética más personal y afectiva. La crítica bíblica y el evolucionismo biológico se aceptan, los apologistas protestantes se dividen en dos escuelas: una conservadora que rechaza los avances y otra liberal que acoge los avances de la ciencia. 

SIGLO XX 

La apologética debe demostrar que el cristianismo satisface el deseo sobrenatural inherente, “método de inmanencia”. En Alemania, la apologética recoge la fenomenología. En los años 30 y 40 se producen avalanchas de historias de conversos, T. Merton, E. Gilson y J. Maritain. T. Chardin intenta una síntesis entre ciencia y fe. Teillich responde a Barth, que la apologética es omnipresente en la Teología Sistemática. El anglicanismo dio agudos apologistas laicos como Lewia. Corrientes protestantes encuentran en el Jesús histórico la norma de la fe. Muchos apologistas se han resistido al racionalismo apologético para demostrar el hecho de la Revelación cristiana. En la teología actual la apologética es inseparable de la fe y la teología. (Copyright © 2007 - 2015 Fernando Casanova. All rights reserved. Powered by: Exitosites.com) 

Como conclusión

Cristo prometió en Juan 14:18: «No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros». Él nos dio su Palabra en las Escrituras, y su Espíritu para guiarnos a toda verdad. Sin embargo, tal como lo demuestran los errores y las divisiones en la Iglesia primitiva, debemos siempre colocar nuestra fe en Cristo y no en otros cristianos. Debemos entender la importancia del cuerpo corporativo para preservar la verdad bíblica, y debemos alabar a Dios por su providencia en guiar a la Iglesia a través de dichos desafíos. 

La Iglesia sobrevivió a la persecución, y preguntamos si podría sobrevivir a la aceptación. La aceptación trajo una nueva serie de desafíos, pero también trajo nuevas oportunidades. Así como la fe continuó creciendo, la Iglesia también clarificó lo que creía y lo que no creía. Estas no fueron simples disputas teológicas misteriosas, ya que en muchos de estos casos, las interrogantes acerca de la naturaleza de Cristo incidían directamente en asuntos de la Trinidad y la salvación. Nuevamente, aquí vemos al Señor preservando fielmente a su Iglesia, en medio de toda clase de desafíos y de toda clase de errores. Además, también vemos la suprema importancia de la Biblia, la suprema autoridad que gobierna a la Iglesia y nuestras vidas, la Palabra de Dios para su pueblo entonces y ahora. Primera edición en español: 2019 Copyright © 2019 por 9Marks para esta versión española.

  «Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros» 2 Timoteo 1:13-14



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